jueves, 7 de mayo de 2015

CARTA A MI NIÑO INTERIOR (Paula Villán Centelles)

¡Hola enana!

¿Sabes? El otro día me acorde de ti. Abrí ese cajón en el que mamá guarda todas esas fotografías de cuando era pequeña y te vi tan sonriente con tanta vitalidad y con tantas ganas de comerte el mundo que se me llenaron los ojos de lágrimas. Me di cuenta que estaba empezando a echar de menos esa época en la que un simple abrazo de mamá cuando me caía me hacía la más feliz del mundo. Me di cuenta como me gustaba descubrir que si apretaba los botones de la lavadora esta se ponía en marcha y la poca ilusión que me hace ahora descubrir cosas que en aquella época no tenía ni idea de su existencia. Echo de menos ir de la mano de los yayos a la salida del colegio, contándoles las aventuras de mi imaginación. Seguro que si ahora lo hiciera el abuelo no sabría casi ni de que le hablo, ya que esta con alzhéimer y la abuela bueno pues murió el invierno pasado… a ella también le echo de menos.

Pequeña, perdóname por haberte abandonado tanto tiempo, por haberte dejado perdida en el baúl de los recuerdos pero ahora mismo que te noto igual de cerca que cuando tenía cinco años prometo no dejarte tirada, abandonada y sola.  Prometo llevar siempre en la cara esa sonrisa y echarme esas carcajadas que siempre te han caracterizado mirar al futuro con optimismo y con ganas de luchar por todo lo que me proponga al igual que hace 10 años que si querías un caramelo protestabas hasta que lo tenías. Gracias por haberme enseñado a disfrutar de la vida pero sobre todo gracias por haberme cuidado durante 16 años ahora me toca a mí, prometo cuidarte por el resto de mi vida y solo me queda decirte una cosa: Te quiero.   

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