jueves, 7 de mayo de 2015

EL INQUIETANTE HALLAZGO DE LA VIRGEN DEL PILAR (Jorge Miguel Ramos Lisbona)

Muchos años después, frente a la puerta del sospechoso, yo, el detective Ramos Lisbona había de recordar aquella tarde remota en que mi padre me llevó a ver la estatua de la Virgen por primera vez; ahora, años después de su desaparición, por fin habíamos descubierto la identidad y el paradero del responsable, Alex Jiménez, alumno del colegio salesiano relacionado además con la desaparición de una alumna, a la cual acosaba según testigos.

La violenta sacudida que la policía nacional propinó a la puerta disipó estos pensamientos, y me devolvió a la realidad. La puerta cedió y nos aventuramos en aquella casa en la que reinaba un olor extraño y en la que esperábamos encontrar la imagen, y en el peor de los casos, a la chica. Los agentes fueron invadiendo la casa y registrando todas aquellas habitaciones vacías, salvo la última; estaba cerrada con varios candados pero cedió igualmente. Entonces aquel olor extraño, que parecía traer consigo la palabra muerte cobró sentido, pues ante nosotros se alzaba una bañera donde flotaba blanca, en aquella peste que era formol, el cadáver de la chica y en un estante sobre la bañera estaba la imagen de la Virgen, mancillada, con una cruz de sangre pintada. De repente, un enorme frenazo en el exterior y un mal presentimiento me obligaron a salir de la habitación apresuradamente buscando una ventana.

Según la versión de los agentes que se encontraban en el portal, al verlos, el sospechoso trato de huir y, al cruzar a la otra acera corriendo, como alcanzado por una justicia divina, encontró la muerte en el parachoques delantero de un autobús.

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